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Vidrios castellanos de Cadalso de los Vidrios y de El Recuenco (I) D. BELINCHÓN YAGÜE

En el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, se puede contemplar una colección de vidrios españoles bastante amplia, con muestras desde el siglo XVI, hasta hoy día. Al principio, la diferencia entre los distintos núcleos de producción estaba muy marcada por los distintos estilos de producción, fruto de las influencias que recibían. Básicamente se pueden distinguir las regiones de Cataluña, Andalucía y Castilla. Pese a que los vidrios catalanes eran de mejor calidad, las fábricas castellanas, consiguieron acaparar la atención de los Reyes, siendo Quejigal, Valquemada, Recuenco y Cadalso de los vidrios, sus principales hornos y centros de producción.
1. INTRODUCCIÓN

A lo largo del tiempo, las colecciones de vidrio del Museo Nacional de Artes Decorativas, han ido aumentando en número y calidad, aunque ésta quede disipada por este mismo efecto del paso del tiempo produciendo resquebrajamientos y pérdida de brillo en la superficie de las piezas, llamándose
enfermedad del vidrio o desvitrificación.
Desde la época de los punos hay distinguidos ejemplos de vasos y piezas de equipamiento doméstico que salvando su aparente delicadeza podemos ver expuestas en las salas del museo, junto con otras grandes colecciones como la de vidrio greco-romano, romano y sobretodo la importantísima y numerosa muestra de la fábrica que más importancia dio a España en cuanto a vidrio y cristal, La Granja de San Ildefonso.
La dureza, transparencia y brillo, son las características principales que se le han atribuido al vidrio. Y han sido suficientes como para mover al hombre a lo largo de toda la historia para intentar mejorar sus cualidades. Más que para un uso doméstico, artístico o de lujo, el vidrio y más tarde el cristal se hizo un hueco al lado del hombre añadiendo utilidades a lo largo de la historia y así no perecer, tanto que actualmente se le considera un material incluso arquitectónico.
El vidrio es la imitación hecha por el hombre del cuarzo o cristal de roca, el cual no se encuentra en la naturaleza abundantemente, este producto aunque artificial es profundamenteestable y casi inalterable salvo por el ácido fluorhídrico.

2. HISTORIA DE LOS HORNOS CASTELLANOS

La documentación encontrada sobre la producción de los hornos castellanos es escasa. Hay que rastrear y lamentarse de las pérdidas de archivos producidos por incendios y la falta en las propias localidades de documentos escritos.
En toda la Península se pueden diferenciar lo que llamamos tres estilos de vidrio. Los vidrios catalanes, que incluyen a Levante y a Mallorca por su unión en la actividad vidriera, y que imitan al vidrio de los venecianos, en cuanto a decoraciones, al igual que el resto de Europa, de ahí la expresión “ a la façon de Venice”, aunque formalmente la mayoría de la producción era de carácter utilitario, abundando los enseres domésticos típicos de la región como almorratxas ( recipiente de varios caños, para contener agua perfumada), llantions (lámparas) etc. Una de las mejores producciones catalanas es la de decoración esmaltada.
Los vidrios andaluces continúan con el estilo musulmán del mundo islámico impregnado en todas sus artes, reflejándose en sus piezas una de las mayores características de esta tradición, las asas de las lámparas que se colgaban en sus templos, otra producción generosa en número corresponde a los vasos de faltriquera que se hacen en el centro de Marya (Almería) . Y por último los vidrios castellanos, que tienen un estilo propio, con mezcla de algunas características de las otras dos regiones, pero se basan en unas formas de la tradición de la orfebrería y de la cerámica.
La pintura, es una de las fuentes que mejor nos revela la importancia del vidrio. Reflejándolo en la cantidad y el tipo de enseres, propios de cada lugar. Así como su uso, o su destino en la mesa, que actualmente ha variado mucho.
En toda Castilla sólo había un núcleo de mercado en Madrid, el “Gremio de Mercaderes de Vidrio”, los cuales impedían la venta directa al público por arrieros y fabricantes, sobre todo por los caminos, de manera ambulante, era muy barato y no había porque trasladarse, lo cual bajaba las ganancias de los vidrieros. Se convino que, únicamente se podía vender al “detall” en las ferias, ocasiones en las que aumentaban las ventas y se abarataban los costes, directamente al fabricante sólo era posible “al mayor”.
3. CADALSO DE LOS VIDRIOS.

3.1. Historia de los hornos.

El más antiguo de los archivos que llega a nuestros días, y que inicia la serie de noticias sobre Cadalso de los Vidrios y su actividad vidriera, en el conocimiento de estos hornos de Castilla, es el escrito por el Arcipreste de Talavera, en el siglo XV, comunicándonos que “el Vidrio de Cadalso es cosa corriente en toda España” (1).
Cadalso de los Vidrios situada en Toledo, hasta el cambio territorial durante la Regencia de María Cristina de Borbón, en 1833,(2) que lo adscribe a la provincia de Madrid, con lo que las noticias que se tenían de la producción vidriera de este centro sean incompletas.
Aunque se sabe que el inicio de producción no es el siglo XV, ya que se le supone desde el siglo XII, por un escrito de Tomás López, geógrafo de Carlos III, que confirma la actividad vidriera de Cadalso desde 1179.
Desde el texto escrito en 1539 por Lucio Marineo Sículo, que califica a los “vidrios de Cadalso como los mejores de España, después de los de Barcelona”(3), la documentación es escasa, y sólo se tienen noticias esporádicas, como el testamento de Ana de Toledo en 1549, en el que se citan veinte botellas y vasos de Cadalso como objetos singulares y de precio, y más tras el decreto en 1548 por Carlos V de la importancia del vidrio español y lo perjudicial de las importaciones de vidrio extranjero(4). Sus hornos surtían a la nobleza, e incluso Felipe II equipa sus palacios con objetos de uso doméstico, por ejemplo El Pardo, donde encontraron 17 lámparas, 16 orinales y media docena de botellas, frascas, etc.
Ya en el siglo XVII, Méndez Silva cuenta que ha visto labrar en Cadalso “finísimo vidrio de hermosos colores y graciosas formas, hasta el punto de poder competir con el veneciano”(5).

3.2 Producción de los hornos.

Determinar cuál fue la producción de Cadalso es difícil, debido a las dificultades de vincular con certeza las piezas conservadas a sus hornos. Hay tres motivos fundamentales por los que se han atribuido piezas a Cadalso sin suficientes motivos aparentes: la cercanía del lugar donde han sido halladas; la perfección tipo veneciano de sus producciones, que Cadalso imitó con gran habilidad, pero que podían haber sido compradas en este centro o haber sido realizadas por un maestro italiano emigrado.
Cadalso de los Vidrios está situado en medio de grandes bosques. Esto, junto con la buena comunicación para la obtención de la barrilla fue motivo suficiente para que se considerase un buen emplazamiento para la ubicación de un horno; así a lo largo del tiempo los hornos se multiplicaron.
Pero no solo se multiplicaron en este centro sino en general en la zona, ya que la situación de Cadalso ha sido varias veces crítica por su competencia con los hornos de Valquemada , San Martín de Valdeiglesias y sobre todo del horno de Quejigal, situado al lado del Monasterio de El Escorial, del que fue su suministrador de vidrieras, algo que Cadalso como el resto de los centros intentaban obtener siempre, el poder abastecer a la realeza.
En el siglo XVI es fácil confundir a Cadalso con el resto de Castilla, sobre todo con el paso del tiempo, ya que las técnicas usadas eran las mismas en la mayoría de las manufacturas, y el resultado hace que todos tengan un cariz parecido.
Lo que diferencia a Cadalso de los demás hornos castellanos es la diferencia de calidad, tanto en la masa, como en la pieza. Conocía los métodos de fabricación del vidrio veneciano, como el cordoncillo o el trenzado y usaba el hilo de cristal trabajado con pinzas al igual que los italianos, pero tenía dificultades,
por ejemplo, en la decoloración de la pasta, debido, al exceso de manganeso que hacía que no se obtuviera un blanco lechoso como el de los italianos. Las burbujas, impurezas, etc., delatan además, un resultado castellano y no italiano.
Pero las formas de las piezas y la decoración determinaron que una gran parte de éstas fuera considerada como a la façon de Venice (manera de llamar a los vidrios que se hacían fuera de Venecia imitando sus producciones).
La única información que tenemos sobre los autores es la relación de vidrieros del archivo de la Catedral de Toledo, aunque una lista de nombres tampoco asegura la autoría de las piezas.
A principios del siglo XVII, sólo se tiene el nombre de Juan Rodríguez como maestro vidriero de Cadalso (6). Se inicia la mejor producción de estos hornos llamada a la façon de Venice. Esta técnica se introduce en Cadalso por la llegada a España de artistas y vidrieros extranjeros, famosos por su insubordinación respecto a los vidrieros españoles, y por la afición a beber grandes cantidades de resolí, una bebida parecida al orujo típica de Cuenca. El alcohol que consumían, era debido a la disminución de la capacidad torácica por el esfuerzo que se produce al estar constantemente soplando, el alcohol produce un aumento casi inmediato de esta capacidad torácica, para poder continuar trabajando. Esto ha derivado actualmente en la común expresión de “soplar” haciendo referencia a la acción de beber.
Este siglo de esplendor para Cadalso termina al decaer la producción artística a la façon de Venice, a finales de siglo, cuando sólo se hacen producciones de uso doméstico u ordinario, ya que en la producción de vidrio artístico dominan los extranjeros. Además se valoran más los avances técnicos, la producción de cristal, siendo más estable, resistente, pesado y brillante, por su añadido de un 24% de plomo.
Para intentar hacer de nuevo vidrio artístico y elevar la producción, los Marqueses de Villena, dueños de los hornos desde finales del siglo XVII, deciden traer a Antonio Ovando, conocedor de las técnicas artísticas extranjeras. Este maestro introdujo el lacticinio, técnica veneciana muy apreciada decorativamente, que consiste en hilos de vidrio blanco lechoso insertados en el interior de la pieza. Sin embargo, esta innovación no fue suficiente para recuperar el antiguo esplendor, a lo que contribuiría que Ovando dedicara más esfuerzos a la fábrica de San Martín de Valdeiglesias, que también se encargó de dirigir.
En el siglo XVIII quedaban dos hornos que fabrican sólo vidrios de baja calidad y de uso utilitario. La faceta artística del vidrio siguió decayendo al igual que ocurrió con la mayoría de las industrias artísticas españolas, por la competencia que ofrecían las industrias extranjeras. El consumo de vidrio de Cadalso se limitó a la provincia de Madrid. Aunque los reyes tuvieron un afán proteccionista eximiéndolos de impuestos, a los extranjeros los defendían los diplomáticos.
El exceso de ornamentación, influencia de los hornos andaluces, no gustó. Por otra parte, en este momento se inicia con fuerza la producción de la Real Fábrica de La Granja donde se pusieron todas las expectativas y dinero, como única salida para disminuir las importaciones, y elevar la producción de la calidad, igualando a los países extranjeros.

 

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